Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega. Las cookies que se clasifican según sea necesario se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las características básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede afectar su experiencia de navegación.
Imprescindibles
Las cookies necesarias son absolutamente esenciales para que el sitio web funcione correctamente. Esta categoría solo incluye cookies que garantizan funcionalidades básicas y características de seguridad del sitio web. Estas cookies no almacenan ninguna información personal.
No imprescindibles
Estas cookies pueden no ser particularmente necesarias para que el sitio web funcione y se utilizan específicamente para recopilar datos estadísticos sobre el uso del sitio web y para recopilar datos del usuario a través de análisis, anuncios y otros contenidos integrados. Activándolas nos autoriza a su uso mientras navega por nuestra página web.
De CARANDELL, LUIS. Editado por PLANETA. Si deseas comprarlo su precio es 3,00€.
info
Las anécdotas son a la Historia como los apuntes de descripción a las buenas novelas. Los historiadores las atesoran porque son esenciales para entender, lejos de las grandes fórmulas interpretativas, la materia misma del quehacer humano.
A propósito de los crímenes que cometió Enrique VIII de Inglaterra para deshacerse de sus mujeres decía el obispo Stubbs que los retratos de las reinas no justifican pero sí explican que el rey tuviera tanta prisa por suprimirlas.
Cuentan que cuando Napoleón III conoció a Eugenia de Montijo quiso conquistarla y, en una fiesta, mientras la galanteaba, le preguntó:
- ¿Por dónde se va a su habitación?
A lo que Eugenia respondió:
- Por la iglesia.
Durante el año corto que duró la Primera República fueron constantes los desórdenes públicos y sublevaciones militares. Cuando Castelar se hizo cargo del poder dijo en un debate en el Congreso: Para sostener esta forma de gobierno necesito mucha infantería, mucha caballería, mucha artillería, mucha guardia civil y muchos carabineros.